Jaime García Chávez
20/06/2022 - 12:03 am
Las poderosas de Forbes
En cierta medida y en este renglón concreto, la revista presta un servicio al mostrar cuántos y quiénes forman parte del jet set del dinero acumulado en cantidades astronómicas.
Son sonrientes y les hacen cosquillas. Vivimos en una sociedad en la que los usos y costumbres de los poderosos, en la economía o en la política, aprovechan cualquier oportunidad para aparentar que se encuentran en un nivel o estatus superior que los hace diferentes y a la vez los separa de la vida ordinaria, a la que tildan de mezquina e inútil para prodigar bienes.
El fenómeno recoge desde los concursos de elogios mutuos –tú me felicitas, yo te felicito–, hasta la entrega de premios que no significan nada en esencia, pero que se difunden al nivel de los mejores del mundo; o también la recepción de maestrías, doctorados, sin faltar los que las universidades otorgan, apelando a una causa de honor que es frecuente que no exista.
Esto se da prácticamente en todos los ámbitos de la actividad humana. Va desde las páginas de Sociales a las de divulgación de las ciencias, y todos los mecanismos imaginables de enajenación para apuntalar en la sociedad a figuras con una notoriedad que los distinga, para medrar las más de las veces con una supuesta autoridad construida a modo.
En este campo la revista Forbes se ha convertido en la pasarela en temas de negocios, bancos y finanzas. En las ligas mayores de esas actividades, quien no ocupa una portada prácticamente no existe, o se está cocinando para futuras ediciones. En ese andar dan a conocer a los supermillonarios del mundo, y en una escala menor a los más ricos de cada país.
En cierta medida y en este renglón concreto, la revista presta un servicio al mostrar cuántos y quiénes forman parte del jet set del dinero acumulado en cantidades astronómicas.
Pero la revista, que ya cuenta con algunas décadas de existencia, se ha actualizado, pasando a las esferas del poder político. Así, nos puede decir cuáles en el mundo son los que mandan, y bajando en una escala, se crean amplios espacios para poner cincuenta o cien poderosos de un país, que están ascendiendo precisamente con el apalancamiento que da el figurar en esos listados.
En realidad son un guiño del poder económico al poder político y una inversión que de una u otra forma se pagará en metálico tarde o temprano.
Forbes acaba de dar a conocer a las “cien mujeres más poderosas de México”. Las que están en la alta gerencia y los negocios, es natural que las distingan, ya que están en lo suyo. Sin embargo, cuando se pasan al poder político, se rebasan las fronteras para la promoción que causa estragos en las mismísimas destinatarias del halago de empoderadas.
Ahí encontramos, cómo no, a Beatriz Gutiérrez Müeller, en su calidad de “primera dama”, y quien secundariamente es tomada en cuenta por su profesión; se encuentran también la Secretaria de Energía, Rocío Nahle; la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier; la precandidata Claudia Sheinbaum, que hoy por hoy se puede considerar la favorita de ya saben quién. Y con quien se cometió un exceso es con Mariana Rodríguez, la primera dama de Nuevo León, a quien le adosan los méritos de ser la encargada de prensa de su propio marido, el Gobernador del estado.
La revista Forbes cubre así sus flancos débiles, presentando un manojo de mujeres de muy diversas actividades, pero poniendo el acento en las que están en el elenco de la clase política mexicana con algún futuro, como sería el caso de María Eugenia Campos Galván, Gobernadora de Chihuahua, que aun cuando no ha hecho nada notable en estos meses de Gobierno, ya se le cuenta entre el centenar de mujeres más poderosas del país.
No se define en qué consiste ese poder, sólo se insinúa, y a la vez, presentado el elenco, se excluye a centenares más, que sin afán de notoriedad están realizando actividades de primer orden en el ámbito de la cultura, las ciencias, las artes y la política misma. Es más, en ese horno se cuecen mujeres que muy pronto ocuparán por mérito propio lugares destacados que ahora no alcanzan a percibir los premiadores de Forbes, en un mundo hecho de cosméticos.
No se trata de provocarles sonrisas haciéndoles cosquillas. Forbes lo que pretende es acrecentarles el deseo de dominación, en particular a quienes buscan engrandecer su sed de poderío, que ni con agua bendita se ahuyenta.
16 junio 2022
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